El exceso de información alrededor de la pandemia del COVID-19 ocasiona angustia, incertidumbre y enojo, entre otras reacciones emocionales.

“Nos afecta a todos: ancianos, niños, jóvenes, obreros y profesionales, es decir, no hay distinciones (el interés de saber) para negar, espantarse, tomar consciencia o seguir la trayectoria de la enfermedad”.

La sociedad, puede acudir a las plataformas públicas digitales o la televisión, pero una tendencia que se repite en circunstancias de crisis “es la necesidad de sentirse más seguros con la información y aquí no es la excepción”.

No debemos olvidar que, nunca hemos estado al margen de situaciones peligrosas y amenazantes para nuestra salud, tanto como especie, ni como individuos concretos. Todos hemos pasado y lo estamos haciendo frecuentemente con amenazas que atentan contra nuestra salud física o comportamental. No tenemos que añadir una carga extra al estrés que ya vivimos a diario.

Cómo superar situaciones difíciles en la vida

¿Cómo afrontar la situación de crisis que estamos viviendo? Tenemos que adaptarnos de una manera sana, pensando en nuestra propia supervivencia. Dado que los canales informativos nos aplastan con datos negativos, ingentes hipótesis no contrastadas, especulaciones poco documentadas y, para las que, es justo reconocerlo, en ocasiones no estamos capacitados para valorar. En este sentido, es preciso que adoptemos algunas precauciones:

1. Tomar consciencia de los pensamientos

Sabemos que la tendencia natural de la mente es a distraerse, incluso en el trabajo o en las actividades académicas (siguiendo nuestro flujo de pensamientos, ensoñación: con las vacaciones, con el fin de curso, con el verano próximo. Pero incluso en una situación como la actual es fácil que nos quedemos centrados en pensamientos negativos (enfermedad, muerte de seres queridos, propia supervivencia, evolución de la economía y de nuestro vecindario y grupo de amistades).

2. Mantener el contacto social

Evitemos en ese momento “efecto túnel” o estrechamiento de la visión, la soledad. Para ello, contactemos con los demás de la forma que nos sea posible. El contacto social reporta muchos beneficios.

3. Trabajar en nuestra resiliencia

Debemos construir nuestra capacidad de resistencia a través de nuestros propios pensamientos, evitando ese sesgo negativo y fijándonos sólo en lo pernicioso que tenemos delante, olvidando todo lo demás.

Enfocarnos en soluciones positivas que existen y están ahí (y si no podemos buscar ayuda de fuentes veraces), tratando así de calmarnos y ver más allá de lo inmediato.

Tomar un descanso (si está uno confinado, es el momento idóneo) y alejarse mentalmente de la situación problemática.

Aun manteniendo el aislamiento y la distancia física que proponen las autoridades, podemos tratar de crear un grado mínimo de cohesión social con el entorno, a través de una actitud de contacto con nuestros vecinos (con Susana Distancia), familiares, amigos (pues para apoyar a los que están en la primera línea de lucha: médicos, enfermeros, fuerzas del orden, mantenimiento y limpieza, proveedores de alimentos y servicios, servicios de voluntariado, religiosos –los creyentes-, proporcionando ayuda –económica o en bienes a organizaciones de apoyo socio-económico).

Evitemos participar con una actitud negativa, derrotista, de crítica destructiva. Nos va a generar más estrés y no nos va a ayudar en nada positivo, sino todo lo contrario.

Si requieres mas información sobre este tema o sobre nuestros servicios contáctanos.

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