Durante la última década, los inversionistas de riesgo han puesto más de $500 mil millones de dólares en startups, y que los programas de aceleración han proliferado conforme los emprendedores han empezado a aprovechar el mercado de capital saludable. Si querías iniciar una startup, muchos fundadores creían que el primer paso era levantar capital de riesgo. Desafortunadamente, la data no respalda esta suposición. Sólo el uno por ciento de los emprendedores puede conseguir algún tipo de capital de riesgo. E incluso más desconcertante es saber que, de los que sí lo consiguen, sólo 42 por ciento pueden conseguir financiamiento Serie A.

Puesto de manera simple: no necesitas levantar capital de riesgo para construir un gran negocio. De hecho, ahora muchos emprendedores se están evitando estas inversiones por la presión que pone sobre los fundadores y los problemas que se centran en la dilución de la propiedad.

Afortunadamente, hay señales claras que te indican las cosas. La principal es hacerte la pregunta de si el tipo de negocio que estás construyendo puede ser “respaldado por capitales de riesgo” o no. Segundo, deberías preguntarte: El hecho de que el capital esté disponible, ¿significa que el negocio lo necesita? Y tercero, deberías intentar entender cuánta dilución de la propiedad y control estás dispuesto a aceptar.

Muchos emprendedores que van empezando fracasan identificando las importantes diferencias entre estos dos tipos de negocios. Que a un emprendedor le apasione un mercado, una idea o un producto en particular no significa que automáticamente será un negocio que merezca una inversión de riesgo. Los fundadores necesitan preguntarse la oportunidad que existe para escalar, las dinámicas del mercado, las oportunidades para adquirir clientes, y su capacidad para generar lugares de impacto a través de networking para saber si su negocio es respaldable o si pertenece a la categoría de estilo de vida. Y si estás construyendo un “negocio de estilo de vida” que te apasiona, ¡hazlo! El hecho de que no vaya a levantar capital de riesgo no significa que sea una mala idea.

Para los emprendedores que son buenos levantando capital, esta es una mala trampa en la que pueden caer. Los inversionistas inteligentes buscan un plan de acción claro para los procedimientos, contrataciones, ventas e inversiones. Los mejores inversionistas quieren entender la forma en la que el capital que se levante hoy será aplicado para asegurar la capacidad que tendrá negocio para levantar capital el día de mañana. El simple hecho de levantarlo “porque puedes” no es suficiente. Los emprendedores necesitan un plan de acción para desplegar el capital después de haberlo conseguido.

A la hora de levantar capital, muchos emprendedores subestiman la cantidad de dilución que enfrentarán a la hora de integrar inversionistas externos a su mesa directiva. Puesto a modo groso, la dilución es el porcentaje de propiedad que ofreces a cambio de capital. Por lo general, los inversionistas hacen una fuerte negociación aquí, ya que su objetivo es entrar a la empresa con la valoración variable más baja. Esto suele resultar en un alto nivel de dilución para el equipo original que empezó el negocio. Si eres un fundador preocupado por la dilución o no estás cómodo con el nivel de propiedad que vas a entregar, deberías pensártelo dos veces antes de levantar capital de riesgo tradicional.

Hay otras formas de financiamiento disponibles. Puedes conseguir dinero de amigos o familiares. Si tienes algo de ganancias, puedes pedir un préstamo, o usar una tarjeta de crédito convencional. No tienes que aceptar la dilución que no te gusta sólo porque quieres capital.

A la hora de empezar un negocio, los emprendedores deberían entender los indicadores que demuestran que no deberían levantar capital de riesgo. Entre estos, es fundamental entender la diferencia entre un negocio que puede ser respaldado por capital de riesgo y un negocio de estilo de vida, y no tomar el capital únicamente “porque está ahí”, entendiendo la dilución que viene con las inversiones externas.

FUENTE: ENTREPRENEUR.COM